domingo, 1 de febrero de 2015

La originalidad




Que lo novedoso no nos impida ver lo original. Son dos cosas distintas y, la mayoría de las veces, contrarias. En otros NOCTAMBULARIOS me he referido a que debe haber verdad en el texto, si ciertamente lo escrito aspira a ser literatura (y sin olvidar que la literatura engendra su propia verdad).

Mientras que "lo novedoso" nos remite a aspectos externos a la creación literaria, tales como el impacto mediático, el marco socio-cultural, las exigencias del mercado, el gusto de la época... "la originalidad" nos confronta con la auténtica literatura.

La originalidad de la obra ha de ponerse en relación con su proximidad al origen de lo que trata, es decir, con su autenticidad. No es tan decisivo que se escriba algo nuevo, como que lo que se cuente, aunque ya se haya narrado antes, se exprese de tal modo que parezca la primera vez. La originalidad tiene que ser la del agua que recogemos con nuestras manos en su naciente, y no en los remansos donde esa agua se enturbia de lodo y sedimentos.

Quien  se dispone a  escribir  (ya sea para  desarrollar un  argumento policíaco, o una  imagen lírica o una comedia) ha de hacerlo siempre con la exigencia de escribir algo fundacional, por más que en su obra se reconozcan los ecos de otras obras.

Cuando hacemos el amor, como cuando escribimos, no hacemos necesariamente nada "nuevo", pero  siempre nos supone una vuelta al origen.



 

 


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