La
escritura es un parto de urgencia. Pero luego hay que palmear al niño,
oír su llanto, revisar su constitución, lavarlo, abrigarlo... La escritura es
una fuga hacia adelante. Pero luego tenemos que volver sobre nuestros pasos. La
escritura es un viaje de ida; la literatura es un viaje de vuelta. Quien
escribe siempre es un Ulises, queriendo regresar a "eso" que ansiaba
escribir, pero que no acaba de encontrar en lo que ha escrito.
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